viernes, 9 de octubre de 2009

CARRETERA, HOSPITAL, BIBLIOTECA Y VIAJERO CONTRA LA CORRIENTE ES VICTOR HUGO AREVALO EN CHAZUTA

Víctor Hugo Arévalo o la semblanza de un gran hombre
Por Willian Gallegos Arévalo



Chazuta no le ha rendido el justo tributo a un hombre que hizo por el pueblo lo que ninguno. Pero en el colectivo existe ese sentimiento de gratitud por ese alguien que desplegó en este lugar la parte más importante de su vida y fue testigo silencioso y callado de sus pasiones y de sus virtudes.

Víctor Hugo Arévalo Tenazoa, nacido en un lejano pueblo del Ucayali, allá por un 20 de agosto de 1915, en la época aún esperanzadora del caucho, casi en la misma época en que el jebe comenzara a sembrarse en los dominios ingleses en Asia, hace un interregno en lo que sería su ciudad natal, Tarapoto, que sería la base de operaciones iniciales para lo que pasando los años devendría en una vida fructífera, fecunda y hermosa.

La fecundidad de su vida la dio a Chazuta y a su gente. Empleado en el fundo “Arcadia”, en Polish, es encargado en 1940 por Luís López Ramírez, alcoholero e industrial y potentado tarapotino, que innovó la producción de aguardiente con su hidráulica del Pucayacu, para expandir la producción de aguardiente de caña de azúcar en Chazuta. Se afinca en el fundo “California”, asociándose con Julio Garazatúa Tirado. A la muerte de don Julio, el empresario Garazatúa prefiere darle el poder a uno de sus hijos naturales y Víctor Hugo Arévalo busca por sus propios medios su horizonte y adquiere un lote de terreno a un señor Santa María, en donde pasaría la mayor parte de su vida hasta el aluvión de noviembre de 1982.

No se trata de hacer una cronología de la vida de Víctor Hugo, que es memorable. Más bien, se trata de recoger los testimonios de una vida lograda y realizada plenamente a través de hechos que trascienden más allá de la simple referencia. Se trata, en suma, de recoger las acciones de una vida puesta al servicio de un pueblo; de un hombre que su cultura trasciende más allá de los falsos virtuosismos y del recuerdo de hechos memoriosos o de lo que alguna vez llamé la cultura del crucigrama.

Víctor Hugo fue Juez y alcalde. Como representante de la confianza depositada en él supo darles la majestad a los cargos que detentaba. Pero fue algo más: la demostración de que las personas no valen por sus pergaminos y los títulos nobiliarios, fácilmente adquiridos, ni por los grados académicos que ostentan. Fue, y es aún, un profesional de la cultura viva de un pueblo por el que demostró su celo en ser útil a sus semejantes sin importarle jamás ningún tipo de mezquina consideración.

Gracias a èl, y a su tesón, Chazuta tiene un colegio secundario y una carretera próxima a asfaltarse. Sus gestiones silenciosas no buscaron el reconocimiento. Por sus amistades políticas y por el respeto que imponía tenía las puertas abiertas en los círculos políticos. Y algo que pocos saben: gracias a la amistad del abuelo Rodolfo con el senador Victor M. Arévalo, es que Chazuta no perdió a Callanayacu y Achinamiza, a favor de Huimbayoc.

Lector infatigable y curioso inveterado, realizaba en Chazuta intervenciones quirúrgicas arriesgadas, gracias a su pericia y al apoyo de un solvente Vademecun Médico, salvando muchas vidas, algunas desahuciadas por la medicina oficial. Maestro en la aplicación del salvarsán, aquel remedio mágico que curaba casi todo, supo salvar vidas con su sapiencia y entrega. Por eso, Víctor Hugo es la personificación viva de ese casi, y aparente inocuo, Atticus Finch, el personaje inolvidable e imprescindible de “Matar un ruiseñor”, de Harper Lee: culto, natural, sencillo, sincero, venerado, respetado y respetable.
Después de muchos años de enterarse de la existencia de los materiales pre-fabricados de Un Centro de Salud donado por Finlandia. Víctor Hugo enrrumbó a lima con su propio peculio y allí luego de muchas gestiones y diligencias pudo decepcionar todo el material del centro de salud que incluía infraestructura de madera, techos equipo e implementos medico-sanitarios.
Desde Yurimaguas traslado la posta completa utilizando un bote motor y así llego hasta Chazuta encargándose de su instalación, Local que hasta hoy presta servicios en el pueblo.
VICTOR HUGO O EL EMPRENDEDOR VIAJERO CONTRA LA CORRIENTE EN EL RIO HUALLAGA
Por Hugo Arevalo Garazatúa
Igualmente, al recibir una nota donde le informaban de la existencia de un lote considerable de libros para estudiantes y maestros, va a lima nuevamente y con su propio dinero, fleta un camión y trae los libros hasta Chazuta, instalándose la primera Biblioteca Distrital gracias al tesón de un hombre que sin mas apoyo que el de su familia y de algunos amigos, logró, sin ser autoridad, mas beneficios para el pueblo que cualquier político de su época.

Su arriesgado espíritu le obligó surcar contra la corriente en los malos pasos de Vaquero y Chumia, rápidos peligrosos que se devoraban embarcaciones que se atrevían a cruzarla en el río Huallaga.
Solo necesitaba una cano grande y los bogas mas fieles e intrépidos que le permitieran, trasladar el producto aguardiente de su fábrica de Mojarras yacu, hacia Shapaja.
Para ello tenia que sortear los peligrosos peñascos en las orilla del río junto a los estruendosos rápidos con corrientes furiosas y celosas que se embravecían al ver la cano de Víctor Hugo Surcando Contra la Corriente, jalada por sogas tanto de la popa como de la proa.

De bajada, las balsas eran también un tremendo reto para Víctor Hugo, pero el jamás se amilanaba y el secreto para no perder la vida bajo el barbullo de las olas del río Huallaga eran su preocupación por asegurar muy bien los travesaños y las topas de la Balsa y de los pasajeros que viajaran en esta embarcación poco común en Chazuta.